Mafia y política: una tenaza peligrosa
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Revista Semana.
NACIÓNLos nexos que han tenido los clanes familiares que hoy están en las gobernaciones de La Guajira, Cesar y Magdalena exigen la atención del Estado.
KIKO gómez cerchar gobernador
La
detención del gobernador de La Guajira, Juan Francisco Gómez Cerchar,
más conocido como Kiko Gómez, ha dejado al descubierto una curiosa –y
preocupante– coincidencia con lo que ocurre en otras dos gobernaciones
vecinas, la de Cesar y la de Magdalena.
Existe un comú
n denominador entre los tres gobernadores: el origen
turbio de las fortunas de sus familias y sobre todo los nexos que
algunos de los más destacados miembros de cada uno de esos clanes
políticos ha tenido con la mafia del contrabando, el narcotráfico y/o
las autodefensas.
Los Cotes (la familia del
gobernador Magdalena) hicieron una gran fortuna en la época de la
bonanza de la marimba. Los Gnecco (del gobernador del Cesar) son
conocidos como precursores del contrabando. Y Kiko Gómez (el gobernador
de La Guajira), según los testimonios que hoy tiene la Fiscalía, habría
hecho fortuna con el saqueo a las regalías y con el contrabando de
gasolina.
“El caso del triángulo compuesto por
La Guajira, Cesar y Magdalena es alarmante. Cada día es más un
territorio de nadie”, escribió León Valencia en una columna en
septiembre. Valencia dice que se creó “la ilusión” de que la
desmovilización de los comandantes paramilitares que azotaban la región,
alias Jorge 40 y Hernán Giraldo, y las condenas a los políticos que se
aliaron con ellos, traería un cambio. Pero, “no ha ocurrido así. Otros
líderes políticos ligados a las mafias han tomado la batuta, otros
clanes y grupos mafiosos están controlando el territorio”.
¿De
qué está hablando? Aunque el caso del gobernador de La Guajira es muy
particular y el expediente que de él tienen las autoridades es bastante
complejo, hay significativas similitudes en el origen de las tres
gobernaciones. Dicho en otras palabras, aunque el caso de Kiko Gómez ya
ha tenido efectos penales (la semana pasada, la Fiscalía le dictó medida
de aseguramiento por supuestos vínculos con grupos paramilitares y
homicidio) y desde ese punto de vista no se puede comparar con los de
Luis Miguel Cotes, gobernador del Magdalena, y Luis Alberto Monsalvo
Gnecco, gobernador del Cesar, lo que llama la atención es cómo al hacer
un organigrama histórico, político y judicial, terminan cruzándose los
tres clanes.
Kiko Gómez, por ejemplo, es primo
hermano de la mamá del gobernador del Magdalena, Cielo Gnecco. El
segundo apellido de ambos es Cerchar. Los dos troncos (los Gnecco y los
Cerchar) se asentaron en el siglo XIX en el sur de La Guajira
procedentes de Italia. En ese entonces la división entre los tres
departamentos no existía y era uno solo: el Magdalena Grande.
“Los
Gnecco fueron los que empezaron con el contrabando en La Guajira”, le
dijo a SEMANA un reconocido personaje de la región conocedor de la
historia de la región.
En la década de los
noventa Jorge Gnecco Cerchar se destacó como el líder del clan
conformado por sus hermanos Cielo, Lucas, Pepe y Ernesto. La cúpula de
los ‘paras’, Salvatore Mancuso y Jorge 40, señaló a Jorge Gnecco de ser
el promotor de la llegada de las autodefensas a Cesar y La Guajira.
En
el diario que le decomisaron a Jorge 40 en la cárcel (Mi vida como
autodefensa) se lee que Jorge Gnecco fue clave para las AUC en el Cesar:
prestó fincas, aportó salvoconductos de porte de armas y arropó a
muchos en su Convivir, fundada en 1996, cuando 40 y Mancuso cometieron
sus primeras masacres.
Un dato importante es
que Jorge Gnecco tenía una flota de camiones para transportar el carbón
de Cesar hasta los puertos de Magdalena y La Guajira. “El cerebro de los
Gnecco era Jorge, que con los camiones y sus 150 escoltas dominaba las
rutas de la región y les cobraba a los narcotraficantes su paso por
ellas”, contó un allegado a la familia Gnecco, según lo publicó en su
momento esta revista.
Durante esa época, los
Gnecco alcanzaron un enorme poder político. Jorge Gnecco puso a su
hermano Lucas de gobernador dos veces (1995 y 1998); como alcalde de
Santa Marta a su sobrino Hugo Gnecco, también dos veces (2000 y 2003); a
su hermano Pepe Gnecco, como parlamentario (2001); también como
gobernador (2001) a su cuñado Rafael Bolaños, esposo de otra de sus
hermanas; y como senadora a otra de sus sobrinas Flor Gnecco (2002).
La
gran mayoría de ellos tuvo un terrible desempeño. Lucas rompió récord
por ser el único gobernador de la historia del país con tres condenas de
la Corte Suprema a cuestas. Está pagando en su casa la última, de 24
años de cárcel. Hugo no terminó ninguno de sus dos periodos. Pepe firmó
el famoso Pacto de Ralito con los paramilitares y curiosamente fue el
único de los congresistas implicados que se salvó de ser condenado. Y
Bolaños no acabó su mandato porque fue destituido por la Procuraduría.
Jorge
Gnecco era hermano de Cielo, lo que quiere decir tío del hoy gobernador
de Cesar y primo del gobernador de La Guajira. Desde esa época, “Kiko
siempre fue la persona de confianza de Jorge Gnecco”, según dice el
personaje ya mencionado. Curiosamente, por esas mismas fechas, Kiko
Gómez comenzó a cultivar su poder político en La Guajira. Se hizo elegir
concejal de Barrancas en 1992 y fue dos veces alcalde (1995 y 2001) en
ese pueblo que, por tener al Cerrejón en su área, era una meca del
reparto de regalías.
Jorge Gnecco Cerchar
quería fundar el Magdalena Grande, como lo recordó hace poco el portal
La Silla Vacía. “Jorgito Gnecco decía que si poníamos a los gobernadores
de los tres departamentos y montábamos de tres a cuatro senadores y
unos ocho representantes, crearíamos una fuerza que fácilmente podía
exigirle al presidente dos ministerios”, le dijo una fuente.
Pero
la dicha no les duró para siempre. En agosto de 2001, Jorge 40 citó a
Jorge Gnecco a su cuartel general y unas horas después los secuaces de
40 lo dejaron en la carretera, desnudo y con el cuerpo hecho un colador
de tiros.
¿Por qué lo mataron? Aunque Mancuso
dijo que lo habían hecho porque Gnecco estaba secuestrando a nombre de
las AUC sin tener permiso para ello, después se supo que no solo tenían
diferencias políticas sino que la pelea era por el control del negocio
del narcotráfico. Gnecco y Hernán Giraldo, jefe paramilitar de la Sierra
Nevada, tenían el control de las vías y los puertos por los que se
exportaba la droga. Y Jorge 40 y Mancuso las querían para ellos.
Con
Gnecco derrotado, Jorge 40 consolidó su imperio. En el famoso
computador de don Antonio se hallaron registros de pagos a Jorge 40 para
sacar coca por los puertos del Caribe. En esos años, curiosamente,
ninguno de los Gnecco ganó elecciones. Con excepción de Flor, que fue
elegida senadora en 2002, pues ya tenía marchando su campaña cuando
murió su tío.
Y en esa época, otro personaje
de esta historia, Marcos Figueroa García, conocido como Marquitos,
señalado de ser el autor material de los asesinatos que hoy tienen
enredado a Kiko Gómez, fiel a Jorge Gnecco, no se quiso someter a Jorge
40, y se escondió en Venezuela.
Pero a 40
tampoco le duró la dicha. En 2007 fue extraditado a Estados Unidos y se
desmoronó su blindaje. Marquitos reapareció y asesinó al único hermano
de Jorge 40 y a varios de sus testaferros.
Un tiempo después,
los Gnecco Cerchar, con Kiko Gómez y Cielo Gnecco, a través de su hijo,
recuperaron el poder. Por eso, la imagen de Kiko y Cielo es un poderoso
resumen de esta historia (ver foto).
Fue
tomada en la fiesta de cumpleaños de la mamá del gobernador de Cesar, el
17 de agosto, en su finca de recreo. De la parranda se habló por días
en Valledupar porque estuvieron los más selectos cantantes vallenatos.
El gobernador de La Guajira ocupó la mesa principal con su prima, Cielo,
la primera dama (o mejor, primera madre) de Cesar.
Brindaron
con margaritas, en medio de un ambiente mexicano. ¿Acaso cantaron Pero
sigo siendo el rey? Un asistente a la fiesta le contó a La Silla Vacía
que el cantante Jorge Oñate dio un saludo especial a Kiko Gómez y luego
le dijo: “Y me le manda un abrazo a nuestro amigo común, el perrero de
los malcriaos”. Ese es el remoquete con el que se conoce a Marquitos
Figueroa en La Guajira y Cesar.
Los Cotes son otra historia
La
historia de Luis Miguel Cotes, gobernador del Magdalena, es distinta.
Pero también está salpicada de serios cuestionamientos a su clan
familiar por contrabando y narcotráfico. Su tío Luis Miguel Cotes es el
líder del clan. Y junto con su papá, Álvaro, son conocidos como los
Conejos. Álvaro fue investigado por presunto apoyo a grupos de
autodefensas.
Luis Miguel, el tío del
gobernador, fue sindicado por homicidio agravado junto con el jefe
paramilitar Hernán Giraldo y, según registros judiciales de Estados
Unidos, tuvo dos órdenes de arresto, una en 1991 y otra en 1993. Ambas
fueron levantadas por la Corte que lo requería en 2000, pues Luis Miguel
ofreció colaborar con la Justicia.
La otra
hermana de los Conejos es Rosa Cotes. Tan cercana a ellos que hoy funge
como primera dama del departamento, pues su sobrino es soltero (como en
el caso del gobernador de Cesar). El esposo de Rosa Cotes, José
Francisco Zúñiga, fue elegido alcalde de Santa Marta, en 2004, con apoyo
de los Conejos. Se ha documentado que buscaron a los paramilitares para
que los apoyaran y en efecto así lo hicieron. Zúñiga fue condenado por
parapolítica y, para rebajar su pena, reconoció a la Fiscalía que el
paramilitar Hernán Giraldo le había ayudado.
Es
decir, el nombre de este paramilitar, así como ocurrió en las historias
del gobernador del Cesar y de La Guajira, salpica también al clan
político que hoy manda en Magdalena. El gobernador Luis Miguel Cotes en
su defensa ha dicho que las responsabilidades son individuales, y tiene
razón. Pero en este caso el clan importa. Sobre todo porque el mismo
gobernador, de manera ingenua, contó en televisión cómo fue que llegó al
poder.
“Cualquier día en vacaciones de la
universidad estaba en la playa en un paseo familiar, yo tenía 19 años, y
nació la idea de que alguien de la familia fuera candidato a la
Asamblea”, contó en un programa en Telecaribe. “Las opciones eran mi
hermano y yo. Cualquiera de los dos que fuera estaba bien; para la
familia era exactamente igual”.
Y luego cuenta
que trajeron a unos “especialistas de Bogotá” para que trabajaran con él
y su hermano y decidieran quién “tenía la madera para aspirar”. “Nos
ponían tareas. Por ejemplo una de las tareas fue que les lleváramos al
día siguiente la lista de todos los amigos de nosotros con su teléfono y
dirección” relata el hoy gobernador Cotes. “Yo hice la tarea muy
juicioso, al día siguiente llevé mi lista, a mi hermano se le pasó y
llegó sin la tarea”. Veinte días después, los especialistas de Bogotá le
dijeron a la familia que la ficha que tenían que jugar era Luis Miguel.
Cotes
fue tan cuestionado como candidato que cuando el Partido Liberal le
pidió que diera explicaciones prefirió renunciar al aval. Y en cuatro
días recogió 160.000 firmas para inscribirse. Un verdadero récord. El
gobernador Cotes estuvo hace poco en el ojo del huracán porque adjudicó
un contrato para una obra vial por medio billón de pesos en contra del
gobierno nacional, de la Procuraduría y de la Contraloría.
En
Colombia, por supuesto, no existe el delito de sangre. Y por eso no se
puede culpar automáticamente a los gobernadores del Cesar y Magdalena de
los delitos o presuntos delitos de sus familiares. Sin embargo, llama
poderosamente la atención que después de que muchos creían que la
influencia del narcotráfico en la política estaba controlada y que la
parapolítica agoniza, florezcan de nuevo estas controvertidas dinastías.
El
gobernador de Magdalena ha dicho que se trata de “una campaña de
desprestigio” contra el departamento. El mismo mecanismo de defensa que
ha utilizado el gobernador de La Guajira, Kiko Gómez.
¿Qué
tan en sintonía están los tres gobernadores? Resulta por lo menos
extraño que Kiko Gómez haya logrado que el gobernador de Cesar, Luis
Alberto Monsalvo, fuera elegido presidente de la Federación de
Departamentos. Y para eso tuvo que romperse un pacto previo.
El
cambio se dio justo este año, como lo dijo La Silla Vacía, cuando el
programa anticontrabando que creó esa entidad debía llegar a La Guajira.
Kiko Gómez también trató de quedarse con el canal Telecaribe, que
tradicionalmente ha estado en manos de los barranquilleros, y si bien
contó con el apoyo de Cesar y Magdalena –y dos de los tres candidatos
eran fichas suyas– al final salió derrotado.
Los
últimos cinco gobernadores de La Guajira, los últimos cinco del Cesar y
los tres últimos del Magdalena fueron condenados o inhabilitados por
prácticas corruptas o por paramilitarismo. Sin embargo, el temor que
reina en la región hoy es distinto. Hay quienes creen que el poder de
Marquitos Figueroa se ha expandido desde La Guajira, hasta Magdalena y
Cesar. Hasta esos departamentos también llega ahora el negocio del
contrabando de gasolina que el propio gobierno nacional, a pesar de
varios intentos, no ha podido controlar.
Rosa Cotes Vives
Tía
del gobernador , funge como primera dama del departamento. Es esposa
del exalcalde José Francisco Zúñiga, condenado por haber recibido apoyo
del paramilitar Hernán Giraldo.
Luis Miguel Cotes Vives
Tío
del gobernador y líder del clan Cotes. Tuvo dos órdenes de arresto en
Estados Unidos pero las retiraron por su colaboración con la Justicia.
Álvaro Cotes Vives
La Fiscalía lo investigó por presunta participación en grupos paramilitares.
Hernán Giraldo
El jefe paramilitar de la Sierra salpica la historia de los tres clanes familiares.
Marcos Figueroa
El ahora terror de La Guajira extiende sus tentáculos en los tres departamentos.
Jorge Gnecco Cerchar
Líder del clan, tío del gobernador de Cesar y primo del gobernador
de
La Guajira, controlaba el tráfico de drogas en la región y fue promotor
de la llegada de los paramilitares a estos dos departamentos.
Cielo Gnecco
Hermana de Jorge y mamá del gobernador, funge como primera dama del departamento.
Lucas Gnecco Cerchar
Tío del gobernador. Fue dos veces gobernador y tiene tres condenas a cuestas.